lunes, 18 de marzo de 2013

En el verbo está la virtud



Los infinitivos somos necesarios. Sí. Pero también muy abstractos. Lo reconozco. Parecemos ratones de biblioteca: muy teóricos y poco prácticos. ¿No has conocido a nadie así? Cuando alguien nos utiliza y dice "cantar" o "querer", en realidad no se sabe quién canta ni cuándo se ha querido o querrá. Somos solo la idea de cantar, amar o reír. Casi un nombre. Por eso resultamos insuficientes para construir una oración con significado completo. Necesitamos un verbo conjugado: "QUISIERA recordar...", "amar ES bueno"...

Lo cierto es que tengo bastante envidia de las formas flexionadas, capaces por ellas mismas de expresar una acción y casi contar una historia: "volvería", "hemos llorado", "triunfaréis"... ¡Qué maravillosa capacidad de evocar! Son las amigas perfectas de quien ama el idioma y pretende decir mucho con poco. Pero nosotros, los infinitivos, debemos conformarnos con la amistad de los políticos y toda esa gentecilla que prefiere hablar mucho para no decir nada. Porque sospecho que a algunos no les interesa en absoluto aclarar ni quién ni cuándo. Aunque de cosas tan feas prefiero no hablar...  

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