Los infinitivos somos necesarios. Sí.
Pero también muy abstractos. Lo reconozco. Parecemos ratones de
biblioteca: muy teóricos y poco prácticos. ¿No has conocido a
nadie así? Cuando alguien nos utiliza y dice "cantar" o
"querer", en realidad no se sabe quién canta ni cuándo se
ha querido o querrá. Somos solo la idea de cantar, amar o reír.
Casi un nombre. Por eso resultamos insuficientes para construir una
oración con significado completo. Necesitamos un verbo conjugado:
"QUISIERA recordar...", "amar ES bueno"...
Lo cierto es que tengo bastante envidia
de las formas flexionadas, capaces por ellas mismas de expresar una
acción y casi contar una historia: "volvería", "hemos
llorado", "triunfaréis"... ¡Qué maravillosa
capacidad de evocar! Son las amigas perfectas de quien ama el idioma
y pretende decir mucho con poco. Pero nosotros, los infinitivos,
debemos conformarnos con la amistad de los políticos y toda esa
gentecilla que prefiere hablar mucho para no decir nada. Porque
sospecho que a algunos no les interesa en absoluto aclarar ni quién
ni cuándo. Aunque de cosas tan feas prefiero no hablar...
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