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miércoles, 15 de mayo de 2013

La banda de los porqueros (y II)




Para terminar con la banda tenemos que identificar a los dos hermanitos pequeños. Los que no llevan tilde, vaya. Diría que son más peligrosos que los mayores...

«Porque» sirve para introducir las respuestas. Los profes lo llaman «conjunción causal»: «Prefiere adoptar el papel de villano porque es más efectivo». Un truco para reconocer esta función es que se puede sustituir por «ya que». A veces suena un tanto «ortopédico», pero el sentido se conserva. En todos esos casos, «porque» juntito.

«Por que», su hermano separado, a veces funciona como relativo. Para identificar este uso conviene comprobar si «que» puede sustituirse por otro relativo, como «el cual» (con sus femeninos y plurales). Prueba con esta oración: «La verdadera razón por que quieres quedarte es Miguel».

«Por que» también se emplea en diversas construcciones con verbos, sustantivos y adjetivos que exigen la preposición «por» a la que se añade la conjunción subordinante "que". Ahí va un ejemplo de cada caso: «No te indignes por que te mire así». «Manifestó su interés por que se reúna la comisión». «Nos miraban ansiosos por que compráramos». A veces cuesta identificar este caso. Creo que lo mejor es regresar a la prueba del «ya que»: aquí no funciona. Resuelto por eliminación, ¿no?

Hay un caso rarito en el que los hermanos se intercambian plenamente. Consiste en la equivalencia con «para que». Pero no hay peligro, porque entonces los polis de la Academia se hacen los suecos y nos dejan escribirlo de las dos maneras: «Hará lo posible por que se cure» o «... porque se cure».

Esto es la calle y hay que defenderse. Pero ya hemos terminado con esta banda. Tanto nos asustaba y, al final, se ha quedado en nada. Suele pasar.

lunes, 6 de mayo de 2013

La banda de los porqueros (I)




Esta es una banda peligrosa de verdad. Son cuatro hermanos que se parecen muchísimo. Aunque basta con identificarlos para perderles casi todo el miedo. Siempre pasa lo mismo. Si es que uno por uno son chavales majetes. Pero cuando se juntan y confunden...

«Por qué» es el cabecilla, que va separado y lleva tilde. Sirve para introducir preguntas. El caso es que juega bastante al despiste. Porque no siempre va entre interrogantes. Y también puede pasar que vaya otro porquero en una pregunta. Fijaos en la diferencia en las dos cuestiones que concateno a continuación: «¿Por qué tengo que hacerlo? ¿Porque tú lo digas?».

Cuando indagamos la causa de algo con sus interrogaciones y todo, el caso está bien claro: «¿Por qué has venido tan temprano?». Pero podemos formular la pregunta de manera indirecta: «Me gustaría saber por qué ha venido tan temprano». O incluso expresar la duda de manera más sibilina: «Ignoro por qué ha venido tan temprano». En cualquier caso, «por qué» se distingue por la pronunciación de las formas sin tilde, pues se pronuncia «porké» y no «pórke». Y el otro porquero con tilde va de tranqui y se le distingue a lo lejos, como veremos a continuación.

«Porqué» es un sustantivo. Un nombre que equivale a «la razón», «la causa» o «el motivo». Podemos decir: «no logro entender el porqué de sus actos». ¿A que este ya no te da susto? La próxima semana hablaremos de los hermanitos que faltan...