No es solo porque las mayúsculas resulten invasoras desde el
punto de vista gráfico (en Internet equivalen a gritar y a la pérdida de los
modales). Existen otros motivos lingüísticos de fondo que aconsejan elegir casi
siempre la letra minúscula en lugar de la mayúscula. Agruparemos unos cuantos
en estas "diez razones":
1. Las minúsculas son modernas. Lo cierto es que aparecieron en el alfabeto latino
más tarde que las mayúsculas. Otros alfabetos, como el árabe o el hebreo, no
distinguen entre mayúsculas y minúsculas. Estas últimas aparecieron ya en época
tardorromana y se consolidan en época medieval con la minúscula carolina. Pero
el uso sistemático de mayúsculas y minúsculas tal y como lo conocemos es ya
renacentista.
2. Al castellano le gustan. Sí, este es un idioma muy amigo de las minúsculas. En inglés, por
ejemplo, se usan mucho más las capitales. No digamos ya en alemán, idioma en el que todos los sustantivos se escriben con mayúscula.
3. En la duda, opta por la minúscula. Como recuerda la Academia, en nuestro idioma la
mayúscula es la forma "marcada" y excepcional. Solo hay que usarla
cuando esté indicado. En la duda, optaremos por la minúscula y casi nunca nos
equivocaremos.
4. Son lo correcto en los tratamientos. La mayúscula debe reservarse para el nombre propio
de la persona, pero los tratamientos deben ir en minúscula, por ser nombres
comunes. Así, escribiremos don Fernando y no Don Fernando y, del mismo modo, monseñor Cañizares,
general Prim, santa Teresa... En algunas
abreviaturas sí se conserva la mayúscula tradicional.
5. Los nombres genéricos de accidentes geográficos
también empiezan por minúscula. Así
escribiremos mar Mediterráneo (y no Mar Mediterráneo), océano
Pacífico, sierra de Gredos, río Amazonas. Ambos
comienzan con minúscula cuando se unen un sustantivo genérico y un adjetivo: península
ibérica, islas británicas. El otro extremo
excepcional lo componen nombres propios geográficos que incorporan un
sustantivo genérico como parte inherente: Picos de Europa, Sierra
Nevada...
7. La mayúscula de relevancia es un error. Muchas veces abusamos de las mayúsculas para dar
importancia a los temas de los que hablamos (nuestra ciencia, disciplina o
especialidad, nuestra religión etc.). Supone emplear las mayúsculas con un tono
"sacralizador" que no está justificado y sí condenado, en cuanto
arbitrario, por la Academia.
8. Escribir solo en mayúsculas supone una pérdida de
información. Y de tiempo, al menos para
los maquetadores. Cuando, por ejemplo, escribimos todos los títulos y
subtítulos completos de un escrito en mayúsculas estamos pensando muy poco en
los posibles receptores de ese trabajo. Si para su publicación se requiere
recuperar el uso de mayúsculas y minúsculas, alguien tendrá que reescribir todos
esos textos "mayusculizados" (pasar, por contra, todo a mayúsculas es
mucho más sencillo). Además, se generarán dudas acerca de qué palabras tenían
mayúscula inicial. Un lío. Llevo 14 años trabajando como diseñador y si no
decía esto reventaba...
9. Las minúsculas son más legibles. Se trata de un argumento gráfico, pero muy
relevante. Todos los tipógrafos saben que las minúsculas, al contar con rasgos
ascendentes y descendentes, se distinguen y leen mejor.
10. Conviven
muy bien con las mayúsculas. No se trata
de suprimir las mayúsculas, sino de evitar abusos. Porque las mayúsculas tienen
su función y deben usarse para los nombres propios de personas, instituciones,
etc. Tampoco debemos suprimir las mayúsculas debidas a la puntuación, que tanto
nos ayudan a leer y comprender. Es, por desgracia, una práctica común en redes
sociales y chats. Este elogio de las minúsculas nada comparte con ese
"minusculismo" total que a veces resulta maleducado y perezoso (máxime
en un idioma que tan pocas mayúsculas exige).